¿QUIERES COSECHAR PARA LA VIDA ETERNA?
Escrito por huperete el 12 de octubre de 2024
Introducción: Hermanos si hay algo que un agricultor espera es el hecho de poder ver el resultado de toda su labor en la tierra. Es mas puedo decir con seguridad que todo el que siembra es por el deseo de ver y disfrutar de los frutos de su siembra. Esto es algo natural.
De la misma manera debe ser algo natural el deseo del cristiano de llegar al cielo y poder recibir allá el fruto de todas sus obras de bien en la tierra.
Sin embargo, ¿Sabemos nosotros la semilla que debemos sembrar para cosechar sus frutos en la vida eterna?
Vamos a gálatas 6:6-10, y veamos lo que la palabra de Dios dice:
Gálatas 6:6-10: “6 Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le enseña. 7 No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. 10 Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe”
TÍTULO: ¿QUIERES COSECHAR PARA LA VIDA ETERNA?
Contexto: ¿De que nos habló Pablo en los versículos anteriores?
El nos habló del mandamiento de sobrellevar los unos las cargas de los otros, y bien en cierto que lo hizo en el ámbito de las cargas que llevamos en nuestra lucha contra el pecado, pero ahora este mandamiento de sobrellevar las cargas se extiende en el ámbito del sustento.
¿Por qué? Porque esa es la dirección que el apóstol toma en el v.6, que dice:
“Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le enseña.
Es decir que aquí tenemos la primera obra que la iglesia debe practicar para sembrar para la vida eterna:
I-DEBEMOS COMPARTIR TODA COSA BUENA CON LOS MAESTROS DE LA PALABRA.
1-¿Quiénes son los que en este pasaje deben compartir con los maestros de la palabra?
El texto dice: “…al que se le enseña la palabra” es decir, que esta hablando de nosotros, todos nosotros a quienes se nos enseña y se nos explica el contenido de la palabra de Dios, porque ha esto hace referencia los términos “la palabra”
2-¿Qué es lo que debemos compartir con los maestros de la palabra?
El verso dice toda cosa buena. Y esto hace referencia — a todo lo que es agradable, valioso y útil.
Hermanos ¿Cuál es el principio que aquí se nos esta enseñando?
Lo que aquí se nos enseña es el principio de reciprocidad. ¿Qué significa esto? Es como lo dice el comentarista Gordon Fee, siendo que “El maestro alivia la falta de conocimiento del oyente; el oyente debería aliviar al maestro de la preocupación por su subsistencia.”[1]
¿Y por qué? Tal vez preguntará alguno, y tendríamos que mencionar lo que Pablo pregunto en 1 Corintios 9:11, “Si en vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo material?”
O como lo enseña en Romanos 15:27b, “…Porque si los gentiles han participado de sus bienes espirituales, también están obligados a servir a los santos en los bienes materiales.”
De manera que en este pasaje el primer bien que debemos practicar es compartir toda cosa buena con quienes nos instruyen, y como dice el teólogo Donald Carsoon:
“…es posible que Pablo tenga en mente algo más que el dinero cuando habla de toda cosa buena aunque en otros lugares utilice esta palabra para hablar de las contribuciones materiales de la iglesia a los que sirven.”[2]
No debemos olvidar que en aquel tiempo la Iglesia era una institución auténticamente solidaria. Y ningún cristiano podía soportar tener demasiados bienes de este mundo cuando otros tenían demasiado poco.[3]
Por eso la iglesia hace la voluntad de Dios cuando descarga a los que les instruyen en la palabra de las preocupaciones por el sustento y los recursos económicos que necesita para sostener a su familia y ayudar a los que padecen necesidad.
A continuación en el pasaje Pablo nos hace una advertencia en cuanto el hecho de no dejarnos engañar en cuanto a este tema de utilizar nuestros recursos para aliviar las necesidades de quienes nos instruyen.
Pues en el v.7, Pablo les dice a los gálatas: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla;
pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”
Una vez mas comentando este verso, Carsoon nos dice: “
Ser mezquinos al dar, ya sea en lo económico o en otra área, es como burlarse de Dios. Pero en realidad, Dios no puede ser burlado, y si dedicamos nuestros recursos para sembrar para la carne, es decir, para satisfacer nuestra naturaleza pecaminosa en lugar de satisfacer los deseos del Espíritu Santo, lógicamente cosecharemos lo que sembramos.[4]
Es decir, tan lógicamente como que usted siembre manzana y coseche manzanas o que siembre cactus y coseche cactus.
Y bien nos ha enseñado el apóstol Pablo en los versos anteriores cuando nos dijo que una vida que invierte en la carne será evidente mediante la manifestación de las obras de la carne como la inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, y las orgías; de la misma manera una vida invertida en los asuntos espirituales permitirá la fluidez del fruto del Espíritu los cuales son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, y dominio propio.
Así que hermanos debemos cuidarnos de no engañarnos a nosotros mismos pensando que dejando de ayudar a aquellos que nos instruyen tendremos mas para nosotros y para poder invertir mas en nuestros asuntos y así poder conseguir mas para nosotros.
Hermano tengamos cuidado porque esto según el pasaje es el intento de burlarse de Dios, es como sacarle la lengua a Dios, es como creernos que nos hemos salido con la nuestra, y hermanos que Dios nos libre de esto, Dios nos puede ser burlado.
Pues el peor castigo que Dios suele dar a aquellos que piensan salirse con las suyas es permitirles desarrollar los deseos de sus corazones.
Y entiende hermanos que sostener a quienes nos instruyen puede ser una carga para muchos, sin embargo, precisamente en ese contexto es que Dios nos esta mandando a sustentar a quienes nos instruyen en el contexto de sobrellevar los unos las CARGAS de los otros y de esa manera cumplir la ley de Cristo.
También entiendo que sostener a quienes nos instruyen es un asunto entre usted y Dios, donde al parecer lo que Dios hace es probar nuestra fe, pues él nos da una orden: “comparte toda cosa buena con los que te instruyen” y nosotros somos los que en fe, es decir, porque lo que Dios nos pidió, hacemos lo que él nos dijo.
Es como la viuda a la que Elías le pidió que antes de hacerse la ultima comida para ella y su hijo, se la preparara para el profeta Elías.
Hermanos, ¿Dígame si no era una cuestión de fe?
Claro que si. Y eso es lo que Dios prueba cuando nos da un mandamiento como este. Sin embargo, esta obediente mujer hizo como el profeta le dijo, y como ella sembró lo material en lo espiritual tal como dice la Escritura durante el tiempo restante de la sequia no volvió a tener mas necesidad pues Dios proveyó tanto para ella como para su hijo.
¡Gloria a Dios!
El dinero sembrado para el Espíritu (tal como el compartirlo con aquellos que enseñan la Palabra) producirá vida, y en la cosecha habrá mucha semilla para sembrar y cosechar vez tras vez hasta que Cristo venga. Si cada persona tan sólo mirara su riqueza material como semilla, y la sembrara apropiadamente, no faltaría dinero para la obra del Señor. Es triste decirlo, pero mucha semilla se desperdicia en cosas carnales que jamás podrán glorificar a Dios.[5]
Nota: En este sentido me gustaría acotar una consideración que debemos tener: Quiero llamarlos a tener cuidado en este asunto que nos enseña la palabra porque textos como estos son los que aprovechadores y falsos ministros del evangelio han utilizado para saquear los bolsillos de los dóciles creyentes. Les cuento: una cosa es entregar nuestros diezmos y ofrendas en la iglesia para el sustento de nuestros pastores y trabajadores y otra es que aparte de nuestros deberes nos sintamos obligados a enriquecer a nuestros pastores.
En 1 Corintios 9:14, “…también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio.”
Es decir, Jesús mismo nos enseña que la iglesia de proveer sustento para que los ministros de la palabra vivan del evangelio, pero el Señor dijo para que “…vivan del evangelio” no para que se hagan ricos a costa del evangelio.
Hermanos no hay en toda la biblia en solo versículo que le ordene a la iglesia a enriquecer a sus ministros, de manera que esto no es una obligación de la iglesia porque no parte de ningún mandamiento o enseñanza apostólica.
Ahora bien, si usted ha sido bendecido por el Señor y quiere bendecir o enriquecer voluntariamente a sus pastores, pues bienvenido, le daremos las gracias pero nunca caiga en la trampa del diablo de sentirse obligado a enriquecer a sus pastores.
Sin embargo, otra cosa que quiero mencionar es el otro extremo de esto. Es decir, que nos cuidemos de no hacer que nuestros pastores que se preocupan por nuestras almas tengan que estar preocupados por nosotros y a la vez preocupados por como llevaran la comida a sus casas, y que por tener que llevar la palabra a la iglesia tengan que desobedecer el santo mandamiento de Dios de descuidar a su familia.
Así que recuerden nuestro llamado como iglesia es sustentarles a la medida que pueda sostener a su familia con dignidad pero no tenemos la obligación de enriquecerlos. Si usted quiere hacerlo lo hare voluntariamente y no por ningún tipo de imposición.
Así que la primera cosa buena que debemos hacer en este contexto es sustentar a quienes nos instruyen en la palabra.
El segundo deber que debemos hacer es:
II-NO CANSARNOS DE HACER EL BIEN.
Fíjese en el v.9, “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.”
Hermanos en los vv.7-8, Pablo nos mostró la ley de la cosecha. Si sembramos para la carne cosecharemos corrupción, si sembramos para el Espíritu cosecharemos para vida eterna.
Ahora bien, ¿Será que los resultados son instantáneos o será que debemos ejercitarnos en otra virtud espiritual?
Hermanos aunque muchas veces podremos ver la cosecha de nuestras buenas acciones inmediatamente este no es el común denominador.
El común denominador es que cuando sembremos el bien en otros seamos poco remunerados en esta tierra, por eso es que no debemos hacer el bien por la esperanza de la gratificación o retribución inmediata que recibiremos en este mundo.
En vez de eso debemos pensar mas en resultados a largo plazo, y es aquí donde una virtud es imprescindible para nuestra vida en la tierra.
¿Cuál es esa virtud?
La virtud de la perseverancia.
Fíjese una vez mas en el v.9, “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.”
Hermanos el resultado de nuestras bondades tienen un tiempo en los cuales se verán, pero se verán con una condición, ¿Cuál es? Si no desmayamos, si no nos cansamos.
Es por eso necesario que entendamos la necesidad de permanecer haciendo el bien a pesar de la poca gratitud que expresan a quienes ayudamos, debemos hacer el bien porque en el tiempo de Dios el bien sembrado surgirá su efecto y es fruto para la gloria de Dios.
Pero el requisito es que no debemos cansarnos, que no debemos desmayar, y la idea es que no debemos dejar de hacer el bien hasta el ultimo soplo de vida que tengamos en esta tierra.
Así como lo hizo nuestro Señor Jesucristo y lo testifica 1 Pedro 2:23, “quien cuando le ultrajaban, no respondía ultrajando; cuando padecía, no amenazaba…” sino que aun en la cruz podía interceder por sus verdugos con las palabras Padre perdónalos porque no saben lo que hacen; además de que en su sufrimiento en la cruz todavía tenia fuerzas para darle esperanza y seguridad de salvación a un pecador en los últimos minutos de su vida.
Así que ante la falta de agradecimiento de quienes ayudas sigue ayudando porque en su tiempo podrás ver los resultados de tu siembra.
Así que no desmayes cuando haciendo el bien a los hombres ellos no te traten igual, sigue sembrando el bien, sigue inundándoles de amor nadie ha resistido jamás al amor, y así como un árbol no da fruto inmediatamente después de que sembramos la semilla, así tampoco esperemos ver frutos inmediatos en los que hacemos el bien.
Si los dan será por un milagro, si no los dan tal vez será porque hay un proceso que hay que agotar, pero no te canses de hacer el bien, mira a Cristo y vuélvete a energizar con su ejemplo.
Su esperanza no estaba en el gozo presente su esperanza estaba en el gozo futuro.
Y recuerda todavía el gozo de Cristo no ha sido completado, por lo tanto, si el de él todavía n ha sido completado no pretendamos que el de nosotros debe ser completado ya.
Nuestra consigna es no nos cansemos, perseveremos en hacer el bien, y en el tiempo de Dios cosecharemos lo que sembramos.
En la voluntad de Dios así como dice el texto posiblemente tu bien se convertirá en almas salvadas; y en otras ocasiones tu bien se convertirá en personas glorificando al Padre al considerar tus buenas obras, tal como lo dice Mateo 5:16, “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Así que hermanos si estas por bajar los brazos en tu ayuda a los demás te animo a mantenerte firme y constante, perseverando en hacer el bien, para que a su tiempo puedas ver los frutos de tu siembra.
Así que 1-debemos hacer el bien sustentando a nuestros ministros; y 2-No debemos cansarnos de hacer el bien porque a su tiempo segaremos sino desmayamos.
El tercer deber que tenemos que hacer en cuanto al bien tiene que ver con a quienes tenemos que hacer el bien.
En el v.6, ya vimos que debemos hacer el bien a quienes nos instruyen en la palabra, ahora nos dice que:
III-DEBEMOS HACER EL BIEN A TODOS PERO EN ESPECIAL A LOS CREYENTES.
Fijémonos en el v.10, “Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.”
El primer principio que nos enseña este versículo es que el bien debemos hacerlo a todos.
Y esto es algo que es inaceptable para las personas del mundo y para los creyentes a veces duro de tragar.
¿Por qué? Porque muchas veces los cristianos hemos aceptado la filosofía de este mundo de que ayudamos solo a los que nos ayudan y a los que nos tratan mal no es que lo tratamos mal pero al menos dejamos de hacerle el bien.
Escuche las palabras de Jesús en cuanto a esto:
Mateo 5:44-48, “amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? 48 Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”
¿Pudieron notarlo hermanos?
No solo debemos hacer el bien a quienes nos hacen el bien, sino aun a nuestros enemigos.
El mandamiento es amarlos e interceder a favor de ellos en oración.
¿Pero pastor de donde viene la fuerza para amar aun a quienes nos odian y nos persiguen?
Viene de fijar nuestros ojos en nuestro Padre celestial el cual hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover su lluvia sobre justos e injustos.
De manera que si nuestro Padre hace esto daremos evidencia de ser sus hijos cuando mostremos su naturaleza bondadosa en nosotros.
Según este pasaje la recompensa celestial nos será otorgado cuando nuestro amor trascienda los limites del amor fraternal y se extienda aun a nuestros enemigos.
Esto no quiere decir que dejaremos de amar a nuestros hermanos para amar a nuestros enemigos, porque la verdad es que si no podemos amar a nuestros hermanos nos será imposible amar a nuestros enemigos.
El pasaje dice que debemos hacer el bien a todos, y esto incluye a nuestra esposa, a nuestros hijos, a nuestros pastores, a nuestros hermanos en la fe, a nuestras autoridades, y aun a nuestros enemigos.
Sin embargo, aunque debemos hacer el bien a todos, este bien debe ser hecho cuando tengamos la oportunidad.
Es decir, cuando te enteres de que alguien necesita ayuda o cuando alguien directamente te pida ayuda.
Cuando llegue este momento alégrate porque oportunidades como esta los hijos de Dios debemos estar buscando siempre.
Debemos orar por tener estas oportunidades de hacer el bien, porque son oportunidades para sembrar para la vida eterna ya sea en almas salvadas o en que los hombres glorifiquen a nuestro Padre celestial.
Escuche el testimonio del apóstol Pablo hablándonos del corazón de los creyentes de Macedonia.
2 Corintios 8.1-5,
“1Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 3Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. 5Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”
¿Ustedes notaron como los macedonios pidieron con muchos ruegos que se le concediese el privilegio de participar en este servicio para los santos?
Esto hermanos es algo que deberíamos imitar de estas iglesias, iglesias pobres materialmente hablando pero abundaron en riquezas de su generosidad. Que Dios nos ayude a ser una iglesia generosa como la de macedonia.
Ahora bien, hay una salvedad que el pasaje nos hace sobre la prioridad de nuestras ayudas.
El v.10, dice que debemos hacer el bien a todos, pero especialmente a los de la familia de la fe.
Es decir hermanos, que antes que las personas del mundo, la palabra de Dios nos ordena a priorizar a los creyentes en Cristo Jesús.
Y es bueno que entendamos que en este contexto se nos habla de nuestra responsabilidad en cuanto a sobrellevar las cargas económicas de los demás. Es decir, que cuando se trate de ayudar o socorrer a la gente debemos preferir a los creyentes.
Ahora bien, esto no significa que aquí se nos esta ordenando preferir ayudar a la iglesia en detrimento de dejar de ayudar a nuestra familia, porque aquí dice que debemos preferir a la familia de la fe.
No. Eso no es lo que significa porque a nuestras familias no tenemos la responsabilidad de ayudarles nosotros tenemos el deber de sustentarles que no es lo mismo.
A nuestras familias no le ayudamos con algo, a nuestras familias le sustentamos en todo y esto no se negocia, porque negociar esto seria llegar a ser peor que un incrédulo y negar la fe, tal como lo dice 1 Timoteo 5:8, “Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.”
Por lo tanto, preferir ayudar a nuestros hermanos no se hace eligiendo a la iglesia antes que a la familia, primero se prioriza las necesidades básicas de la familia, luego se ayuda al que padece necesidad en la iglesia y después según tengamos la oportunidad ayudamos a las personas de este mundo.
Ahora bien, esto no significa que ayudamos a las personas del dinero que nos sobra, porque esa era la actitud de los ricos que ofrendaban en el templo, lo cual Jesús reprendió cuando la viuda echo todo lo que tenia.
La idea bíblica que encuentro en las Escrituras para saber manejarse con el dinero es que el cristiano tiene que aprender a manejarse por presupuestos y porcentajes.
Por ejemplos:
1-Un porcentaje fijo a partir del 10% para los diezmos y ofrendas.
2-Un presupuesto fijo para los gastos de la familia.
3-Un porcentaje fijo para la ayuda a creyentes y personas en necesidad fuera del pueblo de Dios.
Así que hermanos, el tercer deber que tenemos los creyentes en cuanto hacer el bien es que tenemos que hacer el bien a todos y especialmente a los de la familia de la fe.
¿Qué es lo que hemos visto en esta mañana?
Tres deberes que la iglesia debe practicar en cuanto al bien:
1-Debemos compartir toda cosa buena con quienes nos instruyen en las Escrituras.
2-No debemos cansarnos de hacer el bien porque a su tiempo veremos los frutos de nuestra siembra.
3-Debemos priorizar nuestras ayudas a la familia de la fe sin olvidarnos que debemos también hacerle el bien a los no creyentes.
Hermanos ¿Entendemos nosotros el llamado que tenemos de compartir toda cosa buena con los que nos instruyen en la palabra de Dios?
Puedo testificar que si he visto algo en esta iglesia desde el primer momento que llegue aquí es que los creyentes son muy generosos. Y así ha sido con los que han ido llegando, esta iglesia tiene un don y es el de la generosidad. En todo el tiempo que tengo aquí han cuidado tanto de mi familia como de mis necesidades. Y aun aparte de esto viven extendiéndose y compartiendo con nosotros de toda cosa buena con lo que Dios le bendice.
Mi casa esta llena de mercadería, vegetales, tenemos donde vivir y que vestir, y hasta como transportarnos todo gracias a la generosidad de la iglesia y de otros creyentes fuera de ella. Ahora solo nos queda seguir con este mismo corazón en lo adelante y para la gloria de Dios.
Hermanos tal vez te has cansado de hacer el bien porque no ves resultados, recuerda que antes de que un árbol de fruto primero necesita ser regado, cultivado y esperar con paciencia los frutos. Así que animo no te canses de hacer el bien porque a su tiempo segaremos.
Hermanos no olvidemos que nuestra ayuda es solo para aquellos que nos hacen el bien sino también aun para nuestros enemigos, que no debemos quedarnos con las manos cruzadas sino orar por las oportunidades para poder ayudar a otros.
En estos tiempos usted no sabe los rostros alegres, y las sonrisas en las caras que he podido disfrutar solo por el hecho de ir y llevar a gente necesitada un bolsa con comestibles.
Oh, hermanos cuanta alegría y satisfacción podemos llevar a otros cuando somos fieles al Señor utilizando nuestros recursos para ayudar a otros.
Así que hermanos ¿Quieres sembrar para la vida eterna?
Comparte toda cosa buena con los que te instruyes, no te canses de hacer el bien y ora por la oportunidad de hacer el bien a tus hermanos y los necesitados del mundo.
Oremos!
[1] Bruce, F. F. (2004). Un comentario de la Epístola a los Gálatas: Un comentario basado en el texto griego. (N. A. Ozuna, A. F. Ortiz, D. G. Bataller, L. R. Fernández, J. O. Raya, & E. Delás, Eds., L. R. Fernández, Trad.) (p. 356). Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE.
[2] Ben Carsoon. (s. f.). Comentario biblico siglo XXI.
[3] William Barclay. (s. f.). Galatas y Efesios.
[4] Ben Carsoon. (s. f.). Comentario biblico siglo XXI.
[5] Wiersbe, W. W. (1984). Libres en Cristo: Estudio Expositivo de la Epístola a los Gálatas (Edición revisada, p. 128). Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente.